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Mostrando entradas de diciembre, 2006

La niña desenmascarada

Parece ser que se confirma el dato: el siniestro personaje desalojado del salón de loterías cuando intentaba hacerse pasar por un huerfanito de San Ildefonso, no es otro que la inenarrable niña payasa en otra de sus torticeras estratagemas. La muy perversa pretendía introducirse entre los niños y pervertirlos a todos introduciéndolos en el mundo del dry martini y la coctelería más refinada. Por suerte, uno de los niños se ha atrevido a señalar que la cantidad de vermouth no era la canónica, y cuando otro ha mencionado la conocida historia de que Winston Churchill se limitaba a mirar la botella de vermouth mientras enfriaba la ginebra, la niña no ha podido con la vida y se ha descubierto: en vez de participar activamente en el fructífero intercambio de ideas sobre los más sofisticados combinados, como cualquiera hubiera hecho, se ha puesto en jarras, ha dicho que quién le mandaría a ella mezclarse con niñatos, y que ella echaba las cantidades que le salían del parrús, todo ello con un v

Aunque la niña se vista de seda...

La niña de nuestros ojos no para. Apoyó con su firma un manifiesto a favor del proceso de paz, pensando que se trataba de juzgar a Paz Vega por su lamentable gusto al seleccionar vestuario. Tras la rueda de prensa, los periodistas ataron a la niña a un poste y se fueron a tomar carajillos de coñac para intentar (sin éxito) olvidar sus mamarrachadas. Tal fue la repercusión mediática, que ya se anuncia el nacimiento de un nuevo canal temático: Niña TV, que no significa Niña travesti sino Niña Televisión. En él, el público ansioso podrá conocer en tiempo real las ocurrencias de la saladísima chiquilla, y al mismo tiempo adquirir los buscadísimos productos oficiales de la niña más grande. Usted no volverá a comprar en la tienda de los chinos de la esquina, pudiendo comprar los mismos ofensivos productos en la tienda de la niña, y pagando además varias veces su valor real. No es imposible que la niña entre en la lista de los millonarios más riquísimos del mundo gracias a los ingresos de la

La niña y la media tarde

Hay días en que la media tarde empieza a media mañana. No contento con adueñarse de su espacio, el espíritu de la siesta toma al asalto el cuerpo de la mañana, que queda irremediablemente teñido del color del dulce sueño de la tarde. A duras penas los ojos se mantienen abiertos, desearían sucumbir ya al embate del sueño pero resisten un instante más para que pueda el asaltante reforzar su estrategia y que sea así más definitivo su ataque, más devastador su avance, más rotunda su victoria. La niña payasa es feliz esos días, bendita sea la pereza y eternamente lo sea, los límites del mundo son la cama y el sofá, no hay más bandera que una mantita en la que la niña se envuelve a contemplar la victoria de la media tarde.

La niña payasa canta a la navidad

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Pobre niña payasa. Tras el desgraciado incidente en el casting para el belén viviente de su pueblo, en el que no consiguió el papel de virgen pese a haberse acostado con todo el jurado, deambula con la mirada perdida por las principales arterias comerciales de la localidad. Ante los escaparates de los más selectos comercios interpreta villancicos en francés con sorprendentes coreografías, que los propietarios de los mencionados comercios celebran vaciando encima de la niña sus repletos orinales. Milagro es que con tanto ajetreo la pobre payasa haya tenido tiempo de poner en limpio su personalísima visión de la navidad, pero si en algo cree la niña, es en los milagros (de ahí que se siga comprando la ropa interior de la talla que gastaba en la época del big bang, más o menos). Felices compras a todos.

La presidenta payasa

La siempre lamentable niña payasa ha quedado tan conmocionada por la noticia de que Esperanza Aguirre no llega a fin de mes, que ha decidido tomar cartas en el asunto. Es del dominio público que la niña solía ganarse la vida en "Senatorium", un puticlub de tercera escondido en una inmunda callejuela no lejos de la Puerta del Sol, precisamente en la época en que Espe era presidenta del Senado. Por inconcebible que resulte, tal coincidencia hace que la puñetera niña considere de alguna manera ligado su destino al de Mrs Aguirre, aka La cólera de Dior. Sea como sea, la niña ha decidido que si la presidenta no llega a fin de mes, ella, en solidaridad, tampoco. Así que ha decidido no llegar a fin de mes sobria, y lleva desde el día uno del presente bebiendo más que la difunta reina madre de inglaterra el día de las carreras de Ascot (no se molesten en hacer la conversión a litros, el ordenador se les bloquearía). El comunicado en el que invita a toda la población a sumarse a su in