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Mostrando entradas de enero, 2007

El método tridecafónico, o método para componer mediante trece notas sólo relacionadas con las payasadas de la niña.

Gran revuelo en los ambientes musicales ha causado la presentación del último proyecto de la intrépida niña payasa: el método tridecafónico, que permitirá (según ella) que la música siga avanzando otros mil años. Lo que hay que oír. En fin, el método consiste en coger trece notas y ordenarlas más o menos como a uno le salga de la pepitilla, y a partir de ahí llenar páginas y páginas de papel pautado siguiendo el orden establecido. Eso sí, cada vez que un músico termina de tocar las trece notas, debe levantarse y gritar a pleno pulmón: “¡Ay, caramba!”. Para obras litúrgicas, la niña recomienda sustituir la anterior exclamación por “¡Oh, cielos, qué horror!”, mucho más adecuada a la solemnidad de la música sacra. El concierto de presentación del método constituyó un nuevo episodio en el camino de degradación de la niña. Los comentarios del público fueron tan hirientes que varios de los asistentes fueron inmediatamente contratados como tertulianos para la COPE, no les digo más. Un pequeño

Dulcinea escribe la última página de su diario

Ven, silencio amado, toma posesión de la tarde, brisa imprescindible entre mis dedos, tardía primavera en mi canto. Adiós, dice mi nombre a tu palabra, los labios no recuerdan las promesas, todo es llanura en mi horizonte. No volverán tus manos a mi cuerpo, molinos serán las mías, enloquece mientras estés a tiempo.

Ulises suspira pensando en el Cíclope

Intrépida respiración, teoría del contacto. Caricia imposible, piel devorada, océano, fruto perfecto, vientre y mano.

Traición

Cuando se cumplan todas las profecías y vengas, por fin, a darme la muerte, no vengas caminando de frente. En mi espalda clava tu cuchillo y hazme sentir de una vez el color de la traición.

Con ella llegó el escándalo

Conmoción en la escena putarraco-payasil al filtrarse a los medios una grabación con cámara oculta que desvela que la mariscala de las putarracas, la célebre Antoinette, no se tiñe el pelo. La muy ordinaria es pelirroja natural, ya ven ustedes si será simple. Como es natural, todo el delicado equilibrio de alianzas de la escena palurdo-petarda-putarraco-payasa ha saltado por los aires, y las consecuencias son aún imprevisibles. Las llamadas a la calma de las autoridades tienen menos efecto que la ESO en Alcorcón, y las próximas horas pueden ser cruciales. Tal vez sea ésta la ocasión que la niña payasa lleva años esperando, incluso hay analistas (lamentables individuos que no han superado la fase anal) que afirman que su perversa mano está detrás de todo el asunto. A estas alturas nada nos sorprende de la niña del demonio, la verdad. Seguiremos informando.

El armisticio

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Encarnizada ha sido la lucha entre palurdas y petardas, pero como todo en esta vida, ha llegado a su fin. Después de tanto marear la perdiz, unas y otras han decidido enterrar el hacha de guerra y hacerse amiguísimas a partir de ya. Unas y otras acercarán posiciones: las palurdas se cambiarán de vez en cuando de bragas, y las petardas se comerán un bocadillo de chistorra cada semana y media. Ahora, petardas y palurdas son todas íntimas, y odian todas en bloque a las payasas y las putarracas, hasta ayer mismo enemigas irreconciliables y hoy aliadas hasta la muerte.

Palurdas strike back

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Las palurdas toman la iniciativa en la sangrienta guerra que las enfrenta a las petardas, y lanzan una incendiaria proclama. La niña payasa sonríe, malévola, y contraataca con un apasionante grito de guerra.

Sucesos consuetudinarios que acontecen en la rúe

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La niña payasa hace un llamamiento a la unidad de las petardas frente al avance de las palurdas. ¡PRADA O MUERTE, VENCEREMOS!

El cuento del dinosaurio payaso

"Cuando desperté, la niña payasa seguía allí. Estaba llorando porque no tenía zapatos, así que me comí sus pies mientras ella se quitaba un guante largo hasta el codo con insinuante gesto, la muy gorrina."

La grasa por arrobas

La infatigable niña, tras comer tanto en estas fiestas navideñas que su talla de bragas parecía su número de móvil, ha decidido sorprender al mundo con una nueva dieta milagrosa basada en la alimentación de los esquimales. Qué huevos. Total, que la muy desustanciada de ella acudió al Carrefour con la siguiente lista de la compra: Dos docenas de focas para echarlas en la bañera y nadar sintiendo el frescor del ártico. Dos toneladas de sardinas para dar de comer a las focas. Una penca de acelga para comer toda la semana. Cien gramos de jamón de york para mirarlos un rato antes de acostarse. Por suerte, fue descubierta a tiempo y expulsada del recinto antes de que pudiera cometer más actos contra natura. Se rumorea que la han visto deambular por la sección de tallas grandes de la nueva tienda Zara Putarracas de Botorrita. La folisia, la risión, el tócame Roque, vamos.

Alza tu voz

Levántate y proclama inequívocamente ante el mundo cuál es tu fe, cuál tu creencia, tus principios irrenunciables, aquello que te define, a lo que bajo ninguna presión renunciarás. Luego puedes decir si prefieres la hamburguesa con o sin queso, cada cosa a su tiempo.