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Mostrando entradas de abril, 2007

Rituales de la niña

¿Es lícito que gobierne un rey sin poder? ¿No es más razonable que reine quien efectivamente gobierna? (Mensaje enviado por la niña payasa al Papa, intentando que éste legitime su acceso al cargo de redactora jefa de moda de Vogue). Por desgracia, Su Santidad está demasiado ocupado con los miembros de la Guardia Suiza, a los que constantemente ordena sacar brillo a sus mocasines de Prada, para responder a las insensatas pretensiones de la niña, que supondrían la quiebra del estado de derecho, el fin de la civilización occidental y la decadencia moral del mundo moderno.

Ponga una novela histórica en su vida

La niña payasa ha triunfado definitivamente. Olvidados los pasados devaneos, un rutilante futuro se abre ante ella, que ya se apresta a recorrerlo con garboso paso. Desde ahora la vida será lujo y sexo oral. Tras tantas meteduras de pata y tantas humillaciones, por fin ha llegado a la cumbre. El éxito de su "Buscador en la intenné de fechas libres para novelas históricas" es tal, que la ha catapultado a la lista de las personas más deseadas, a la de las mejor vestidas y a la de las más insultadas, aunque en esta última hace años que la niña está instalada. Las solicitudes se amontonan en su mesa de trabajo. Decenas de escritores de novelas históricas que, desengañados al comprobar que sus mamotretos de 2049857240957842059872098572405827 páginas no tenían futuro al desarrollarse en fechas ya descritas en otras novelas, se han suicidado viendo de un tirón la filmografía de Juliette Binoche, horrible muerte donde las haya. Ahora mismo tiene la niña en oferta los quince primeros

Transfiguración de la niña

Su cuerpo es lienzo de todas las ternuras, acoge su vientre el resplandor de la noche inmensa. Manos inquietas trazan sobre sus miembros las palabras aprendidas, las palabras olvidadas, eligen con cuidado las tintas más sutiles para escribir sobre ella el testimonio de su propia carne, el color azulado de su mirada triste se desliza hacia cada uno de los puntos cardinales. Ella es el mundo en estas horas oscuras, la fuerza está en su sombra, amanecer silencioso de todos los planetas, canción imposible de todos los amantes.

Pánico en Manhattan...

...al propagarse la noticia de que el árbol de navidad del Rockefeller Center había echado a andar y recorría la quinta avenida lanzando gritos ante los escaparates de todas las tiendas. El terror de la población alcanzó el paroxismo cuando se confirmó que en realidad se trataba (cómo no) de la inefable niña payasa tras colgarse toda la bisutería que había llevado en la maleta para salir a pasear por Nueva York. La niña rebasó todos los límites, ya no de lo recomendable, sino de lo admisible, y consiguió batir dos de sus propios records: el de expulsiones de establecimientos públicos y el de ingestión de martinis por metro cuadrado. Una pena, vamos.