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Mostrando entradas de agosto, 2007

La niña anhelante

Los suspiros escapan de su boca de fresa tornasolada iridiscente. La anhelante niña ha perdido el sosiego, su corazón desconoce la paz. Hila en la rueca con desmayado ademán, distraída acaricia la aguja, sueña tal vez con un príncipe desconocido... Abre los ojos y con un último impulso hunde en su dedo el metal para pagar con unas gotas de su sangre el pasaje a la tierra prometida.

La niña a la deriva

El caleidoscópico trampantojo de tu cuerpo tus ojos tu piel. Como vociferante horda invasora devora esta noche mis defensas mis estrategias mis palabras mágicas. Todo es el mar en esta noche eterna el mar son tus manos tus palabras tu silencio. El rito se ha cumplido, la palabra se ha hecho verdad en la noche de la tierra lejana.

La niña secreta

Ésta es la verdad que atesorabas, la marea cálida que enturbia tu sentido, la sabiduría milenaria de los osos panda que copulan sin cesar en las salas de espera de los aeropuertos, nadie observará tu horizonte con gesto amable, sabes bien que nadie sabrá el color del cielo que solo tú recuerdas, buscarás sin cesar las palabras que expliquen el fuego que te devora, sabiendo que jamás significará nada para nadie más que tú.

...

Ven cada noche a liberar mi vientre de la trampa de la cadena de la esperanza

El secreto desvelado

Cuando las sombras de la noche se adueñan de la ciudad, la niña payasa desaparece. Busca algún oscuro rincón de la metrópolis, y, a salvo de miradas indiscretas, se transforma en SúperContralto, la estilosísima superheroína. Sin descanso lucha contra los apóstoles de la decadencia y el olor a ajo: las malvadas sopranos, que con sus huracanados alaridos intentan dominar el mundo, los crueles tenores, capaces de las mayores temeridades para subir un tono, los nefastos bajos, siempre amenazando destruir el universo con sus sonidos infrahumanos. Especialmente encarnizada es la lucha de SúperContralto contra los siempre lamentables compositores pastelosos y sus constantes ataques almibarados, y cómo no, contra los directores hippies, lo peor, vamos, que por todos los medios intentan acallar las aterciopeladas voces de las contraltos amiguitas de la niña payasa. Esta noche la sin par heroína ha cosido las bocas de tres sopranos escapadas del penal para voces agudas, y ha librado al mundo de

Audaces consejos literarios de la niña payasa

Resuma en seis palabras el fin último de su existencia. Condense en seis versos su ambición más oculta. Exprese en seis novelas todo lo que nunca quiso decir. Viva y muera seis vidas antes de publicarlo todo en tapa dura.

La niña en verso

Miles de personas hacen cola ante las peores librerías del país para conseguir cuanto antes su ejemplar de la antología poética de la niña payasa. Para amenizar la espera, beben cubatas hasta perder el conocimiento, si es que alguna vez lo tuvieron. Cuando consiguen el libro, se abrazan a él poniendo los ojos en blanco durante tres cuartos de hora, y acto seguido corren por las calles declamando a voz en grito los versos de la ocurrente chavala. Todo acaba en una orgía sin precedentes, lo que hay que hacer para pillar, dios mío. Una pena.

Tontas y pazguatas

Las tontas del bote desprecian infinitamente a las pazguatas amaneradas, lo que sin duda es ya la rematadera.