Que el cielo la juzgue
El intento de la niña de presentarse ante la Virgen de Atocha marca un nuevo estándar en degradación. Los policías que acordonaban la zona, estupefactos ante el despliegue de complementos brillantes de la chiquilla, a duras penas acertaban a distinguirla de la propia imagen de la virgen. Menos mal que varios de los sacerdotes y seminaristas presentes murieron allí mismo de congestión, que si no, puede que hubiera habido que lamentar algún disgusto serio.