Sin apenas despeinarse, la nenita da varias veces la vuelta al mundo, concede entrevistas a todo tipo de medios, desautoriza a sus biógrafos tres veces al día, acude al Carrefour a comprarle patucos a Apendicitis, después a Lanvin a comprarle calzoncillos, le pone una querella para obligarle a emanciparse, le organiza fiestas llenas de amor, sushi y tartas de chocolate, cae repentinamente en la cuenta de que necesita varios sombreros nuevos, se los compra también en Lanvin, los devuelve inmediatamente, se hastía de todo y de todos, es la mejor anfitriona y la reina de la vida social, se toma media hora libre para almorzar, tarda dos horas en vestirse y maquillarse, protagoniza incidentes diplomáticos y escándalos internacionales, y aún le queda tiempo para hornear tartas de ruibarbo y empanadas de zamburiñas. Y el día no ha hecho más que empezar en el planeta de la niña indómita.