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Mostrando entradas de enero, 2008

Cállate, niña, no llores más

Madre coraje donde las haya, la niña se esfuerza por mantener unida a la familia ante cualquier adversidad. Ayer, sin ir más lejos, se le rompió una uña, y Renta inmediatamente le mandó un sms con el teléfono de su manicura. Por cierto, que el tal manicura es un elemento de cuidado, parece ser que es el único estilista heterosexual del hemisferio. Incluso el fútbol le gusta, figúrense qué degradación. Total, que acabaron todos emborrachándose con bizcochos mojados en mistela, y Renta confesó su intención de volver a cambiar de nombre para llamarse ahora Peritonitis. Pero la nena estuvo muy madre por una vez: le soltó dos bofetones y ahí tienen ustedes a una mujerona como Renta castigada sin salir. El castigo duró lo que un martini en manos de la niña, vamos, que Renta salió y entró a su antojo, pero al menos se le quitó de la cabeza la bobada ésa de cambiarse el nombre. De lo de entrar en un reality no ha vuelto a decir nada, así que habrá que estar atentos a las pantallas y ponerse en

La vida de las otras niñas

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Ella ha vuelto a hacerlo. Aunando simplicidad y elegancia (valga la redundancia), la nena resume en un preciosísimo cuadro la esencia de la vida. No hay palabras.

Yo no soy payasa, por ti seré

La niña payasa ha tomado posesión del cargo de ministra defensora a ultranza de la familia. Ha leído el juramento del revés y luego ha estado tres cuartos de hora vomitando verde. Al acto ha asistido Renta per Cápita, disfrazado de los tres mosqueteros para preservar su intimidad y su anonimato. Los jefes de estado y de gobierno asistentes se turnaban para proponer matrimonio a Najwa Nimri y Leonor Waltling, que a su vez se turnaban en poner cara de pánfila estreñida y cantar the corro of the potato en 3947239 idiomas diferentes. Las principales líneas de actuación de la nueva ministra se resumen en dos: amarás a dios sobre todas las cosas que te pongas, y al prójimo ni agua. Al final del acto, se han lanzado siete docenas de ejemplares del nuevo libro de Ken Follet, y aún así ha habido supervivientes, también es mala suerte.

De niña a mujer

En la fuente del rosel lavan la niña y el doncel. En la fuente de agua clara, con las manos lavan la cara. Él a ella y ella a él, lavan la niña y el doncel.

La niña del exorcista

Se anuncia el inminente estreno de "La niña: el musical", con música de Ramoncín, Luis Cobos y Teddy Bautista. La niña en persona supervisará que todos los asistentes al estreno sean sacrificados ritualmente junto con los autores del engendro. Los derechos de autor a duras penas cubrirán el gasto en antorchas, pero jamás se habrá visto dinero mejor empleado.