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Mostrando entradas de diciembre, 2013

La niña de hojas

El primer cliente Y allí estaba, efectivamente, Adalaura, establecida, con su despacho decorado por el hombre invisible, y con una placa surrealista en la puerta. Decidió que nada la iba a deprimir, así que a la mañana siguiente, a una hora prudencial cercana al mediodía, tras haber madrugado y haber dedicado varias horas a su toilette, Adalaura se sentó por primera vez en su despacho y se dispuso a esperar a su primer cliente. Estaba segura de que no tendría que esperar mucho, y que pronto estaría ocupada en varios casos, a cual más emocionante. A los diez minutos se había trasegado dos whiskies (Adalaura había dado gracias a los dioses al comprobar que la mesa de su despacho era a su vez un coqueto mueble-bar), iba por el tercero, y maldecía su suerte, su futuro, su decisión de ser detective, y de paso, su elección de ropa interior para la jornada, que la tenía incomodísima y sin encontrar postura. Estaba a punto de prorrumpir en desgarradores sollozos, mesándose al tiempo la cab

La niña ya no vive aquí

La placa de la discordia. "Adalaura Sánchez y Sánchez Detectiva Privada". –¿Detectiva? ¿Cómo que detectiva? ¿Quién ha sido el homínido que ha escrito esto? –gritaba Adalaura, hecha una hidra. –Cálmese, señorita, por favor, –respondía el mozo, sin despeinarse y como mirando al tendido–. Yo ahora mismo llamo a la central y le consulto esta duda que me plantea. –¿La central es ese almacén infecto del polígono al que fui a hacer el encargo? Milagro me parece que tengan teléfono en ese barracón– respondía ella, cada vez más indignada. –No se apure, que llamo al bar de enfrente, y si no están allí les guardan el recado para cuando vayan a almorzar. Veinte minutos de llamadas, mensajes cruzados de todo tipo, cientos de comentarios en varias redes sociales, y cachondeo sin límites del mozo, que cada vez se esforzaba menos por disimular, acabaron por agotar a la pobre Adalaura, que optó por despedir al chico con cajas destempladas, amenazándolo con todo tipo de acciones

Pequeñas niñas sabáticas

El diablo está en los detalles. Hermafrodante era lo que podríamos definir como un chico accesible. Saltaba grácilmente de conversación en conversación, de proyecto en proyecto, y aseguraba que no podría vivir sin sus dos teléfonos con conexión permanente a internet. Era la salsa de varias redes sociales, moderador de foros, instigador de tendencias y promotor de causas benéficas o maléficas, dependiendo del día de la semana y de la conjunción astral. Pero toda su accesibilidad desaparecía por ensalmo en cuanto firmaba un contrato y cobraba el siempre sustancioso anticipo. Cualquier intento de sus clientes de encontrarle a partir de ese momento era inútil: simplemente Hermafrodante no estaba. Ferviente darwinista, seleccionaba naturalmente los mensajes que le interesaban e ignoraba, también con gran naturalidad, todos los demás. Y, definitivamente, los mensajes de sus clientes no le interesaban un pimiento. Su maquinaria se ponía en marcha y el temperamental artista no tenía un mome

Thank heavens for little girls...

La agencia de Adalaura El despacho estaba situado en un piso cualquiera de un edificio cualquiera de una ciudad cualquiera. "Vamos, el despacho de una cualquiera", pensó Adalaura la primera vez que visitó el pequeño local con intención de alquilarlo. Por eso su primera visita, tras firmar el contrato de alquiler, fue a su interiorista de guardia. Adalaura le llamaba así porque en más de una ocasión le había sorprendido en amorosa actitud con uno o varios miembros de casi todos los cuerpos de seguridad del estado y de varias empresas privadas. La visita de Adalaura, sin embargo, no fue para encargarle la decoración del despacho, sino para prescindir fulminantemente de sus servicios, porque resultó que en su primera investigación, todavía en prácticas, había descubierto que Hermafrodante, que así se hacía llamar el artista, no solo no había terminado el Master en Feng Shui de la Universidad de Oxford cuyo diploma, evidentemente falsificado, colgaba de la pared de su estudio,

Algún día esta niña te será útil.

Purificada incensada e inmaculada alza su voz eterna la niña eterna la eterna implacable y fugaz, la introspectiva e intransigente niña despierta de su letargo después de que la empresa de criogenización le cortara el suministro por impago de 1038947087 facturas. Desorientada, intenta aferrarse al presente que desconoce, hasta que coge un periódico del suelo y se da cuenta de que solo ha estado ausente tres cuartos de hora, ella que pensaba emerger en un mundo futuro lleno de martinis y maromos en ropa interior. La familia bien, gracias, desde que les falta la niña se han inscrito en una iglesia evangélica y cantan rumbas todo el santo día, menuda le espera a la niña para meterlos a todos en vereda. Total, que camina tres o cuatro pasos con cara ausente, se da cuenta de que no lleva bragas y se teme lo peor. Emplea cuatro semanas en definir el concepto de peor y subirlo al facebook para que sus seguidores devoren sus palabras como un néctar que ansiasen desde el origen del mundo, pero