El espejo de la niña se rasgó de parte a parte


Los relatos veraniegos de La Niña Payasa - Hoy: Stella Campanella.

Stella Campanella es funambulista y equilibrista aficionada. Desde pequeña hace volatines y da saltos mortales con la facilidad con la que sus amiguitos comían pan con chocolate. El único que la comprendía por entonces era su amigo Zoroastrasio, porque él era cantante y simpatizaba con su vena artística. Ella siempre estaba girando o con la cabeza abajo, andando con las manos, saltando, rebotando y alborotando, que es que era un no parar. Todos pensaban que se dedicaría al circo, pero no, cuando se hizo mayor decidió dedicarse al mundo de los negocios y es presidenta del consejo de administración de dieciséis empresas multinacionales, lo que la ha hecho inmensamente rica y poderosa. Se relaciona con las élites financieras y políticas y está considerada una de las personas más influyentes del mundo. Constantemente se reúne con jefes de estado, presidentes y reyes, que le hacen la pelota de la manera más ruin. Ella les desprecia pero no lo demuestra, y sale de sus encuentros con paso grácil y sonrisa amable, dejando un rastro de mandatarios enamorados y convencidos de que su relación con ella es especial. Cuando vuelve a su despacho, respira aliviada porque se aburre infinitamente en esas reuniones, cierra con llave la puerta, da unos cuantos saltos mortales, y se siente en paz consigo misma y con el mundo. Luego llama a su secretaria y le dicta un par de cartas que provocarán cataclismos en varias bolsas internacionales, y se queda tan fresca. Stella es feliz, hace lo que le viene en gana y no tiene que dar explicaciones a nadie. Y si le apetece dar una voltereta cuando hay gente, pues la da, que para eso es rica y poderosa, a ver si va a estar dirigiendo tanta empresa para no poder hacer un gracioso volatín cuando le venga en gana. 

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