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Mostrando entradas de noviembre, 2006

Ponga una niña payasa en su vida

Niña payasa con gusto exquisito en gastronomía, hombres (valga la redundancia), ópera, literatura y moda, busca relación estable y desinteresada con acaudalado mecenas dispuesto a sufragar sus extravagantes gastos.

Yo soy la niña (I'm gonna live forever)

Yo, la humillada, la perseguida, la ninguneada, la despreciada, la otra. La que no consiguió reserva en los hoteles de cinco estrellas, la que fue expulsada de las tiendas de alta costura, la insultada en los grandes restaurantes por cocineros de moda, la que no pudo vestir ropa de los grandes diseñadores por no ser admitida en los desfiles. Aquélla cuyas palabras eran motivo de risa, siempre condenada a moverse por las tinieblas exteriores, nunca llegando al centro de la ciudad, siempre barriobajera. Lo peor, vamos. Ahora yo domino el mundo y vosotros queréis mi amistad. Pero mi amistad cuesta. Pues aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor. Luego está también aquella otra tan buena de las dos chicas que compartían el apartamento con un chico, y tenían unos caseros tan estrafalarios, y la de la familia Ingalls, a mí me encantaba la familia Ingalls, con la ciega dando siempre el coñazo.

Audaces ideas políticas de la niña payasa

Tras su estrepitoso fracaso en las elecciones catalanas, en las que la formación promovida por la niña payasa, Partit Glamouros Unificat de Catalunya, obtuvo únicamente tres votos (y los tres nulos, porque la mentecata niña se hizo un lío en las papeletas y acabó poniendo como candidatos a los líderes del partido rival, el Partit dels Cutres de Catalunya), la niña de los peines (que no de los penes, pobrecica) ha decidido dar un salto cualitativo en sus ambiciones políticas, y pretende ser elegida secretaria general de la ONU, ahora que Koffi Annan ha terminado su mandato, y aprovechando que al coreano ése no lo conocen todavía ni en su casa de Seúl. Su primera medida será cambiar la marca de agua que se bebe en las sesiones del consejo de seguridad, la marca elegida es Solán de Cabras, que al tener el plástico azul permite disimular mejor los cubatas que la niña se desayuna todos los días laborables y fiestas de guardar. No hay palabras que expresen el ridículo que va a hacer la niña