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Mostrando entradas de 2017

La niña sin sombra

Cuando los compañeros que organizaban la jubilación del profesor Hernández quisieron contactar con algunos de sus antiguos alumnos para que se dirigiesen a su viejo maestro en el momento del retiro, se llevaron una sorpresa. Tomaron los registros del archivo del instituto y llamaron al azar a algunas de las personas a las que el  Hernández había tenido como alumnos a lo largo de sus treinta y seis años de carrera, y comprobaron que las cuatro primeras personas se habían dedicado profesionalmente a la prostitución. Extrañados, pensaron que se trataba de una coincidencia. Pero siguieron llamando a más y más exalumnos, y todos, sin excepción, se habían convertido en profesionales del sexo. Los había en el sector más de lujo, ganando verdaderas fortunas por sus favores, pero también había otros que se vendían por unas pocas monedas con que pagar todo tipo de adicciones. Algunos hombres se prostituían con hombres, otros con mujeres, las mujeres en general lo ha

Doce años de Niña

Lucas puso una única condición cuando firmó los papeles del divorcio. Le concedió a su ya exmujer todo lo que le pidió para ella y para los dos niños, pero planteó claramente su exigencia: “No quiero volver a veros a ninguno en mi puta vida”. Cuando el juez le presentó una propuesta de calendario de visitas le dijo que prefería ir a visitar al mismísimo Satanás, y cuando el magistrado le habló de responsabilidades y figuras paternas le dijo que no le esperasen de pie por si se cansaban. Todo el dinero que tuviera que pagar le parecía poco con tal de librarse de ellos. Para evitar cruzárselos por casualidad en alguna calle, se mudó a otro país, poniendo seis mil kilómetros de felicidad entre él y su pasado. Se dedicó a traducir textos de poetas persas del siglo XV y a olvidarse de que había estado casado, y las dos cosas se le dieron muy bien; los poetas persas del siglo XV se habían puesto de moda entre las élites culturales así que ganó una fortuna con sus traduc

La niña del Alcázar de Madrid de 1666

Está sentado en el autobús. Es el principio de la línea, así que está esperando a que el conductor inicie la marcha. Apenas hay nadie; aunque seguro que en dos o tres paradas el autobús se llenará, de momento disfruta de unos instantes de calma.  Ha elegido su sitio preferido: es un autobús moderno, con una curiosa distribución: donde otros modelos más antiguos tienen cuatro asientos enfrentados, creando un espacio algo más amplio, éste añade un desnivel, de manera que el asiento a su derecha está por debajo. Aunque alguien se siente no le molesta.  Justo antes de que el conductor arranque, sube una mujer y viene a sentarse enfrente de él. Resulta un poco extraño, porque el vehículo está medio vacío y el asiento que ha elegido le obliga a ir de espaldas a la marcha, por lo que esos puestos solo suelen ocuparse cuando ya no quedan otros libres. Pero la mujer ha venido directa aquí, como si fuera su lugar favorito del autobús. Tiene el pelo largo, bastante descuidado, con muchas can