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La niña de Babel

Llega la niña a un país remoto hecho de papel, ¿no era este el lugar que los jardines prometían en sus tranquilas noches de risas y de gatos? Una biblioteca inmensa en la que solo los magnolios tienen permiso para alzar la voz, el pequeño palacio entrevisto en la bola de nieve, la habitación de la abuela, la receta del ponche, la pócima de amor de una doncella enfurruñada. Respira con amor el polvo de los libros, niña payasa, el polvo enamorado de dos princesas soleadas y traviesas, mellizas en su torre encantada con olor a pastel de frutas, que lloran despidiendo a Ulises, que ha decidido que no tiene prisa en llegar. Pero llegará, porque todo llega, como llega la niña al país en el que se hablan todas las lenguas y se saborean todas las tartas, y se lloran todos los amores y se celebran todas las fiestas. Un país que vive siempre en la memoria de los que alguna vez lo habitaron, un reino secreto, las dos princesas saben ya la contraseña, se la envían a la niña con una gaviota mensaje

El cantar de la niña

La niña, que no se entera, se ha posicionado en contra de la deriva continental, pensando en oponerse al calentamiento global. Una vez posicionada, se ha quedado quieta varios meses, que con lo que le ha costado coger la postura, no era cuestión de descomponer el encuadre por un quítame allá esas elecciones municipales. De su vientre han brotado universos furtivos y todo tipo de marranadas, pero ni por un instante se ha desviado su mirada del turbio horizonte, ni ha anidado en su pecho el olvido. Antes bien, varios miembros de su familia han intentado quemarse a lo bonzo, conscientes de la inutilidad de toda esperanza. Las llamas desbordadas llegaron al Walhalla y destruyeron el mundo, que ya era hora. Luego se casó con un torero, y el resto es histeria.

La niña en los Andes

mis manos conocen esta fría noche, nada concluye sin su obstinado silencio, anhelan ser todo el tiempo pero se detienen a veces y estupor es su canto, sin perdón sin pausa, primavera lejana su infinita ausencia, oración el temblor que explica el olvido. la palabra es ahora, la dirán mis manos en esta noche en esta muerte.

Mad Niñas

I seis mil kilómetros de animales muertos protagonizan hoy mi mirada inquieta, viento del este y lamentos en magnífica proporción, áurea tal vez se diría, tiempo es mi voz alarmada, cierro los ojos para ser más mi voz que dice nombres mares canciones mientras olvida para siempre qué turbio silencio qué deshilvanada luz de media tarde II como la canción que cantaba la noche (apenas su recuerdo asalta el duro cuerpo de la mañana): no habrá otra canción como aquella canción en tu aliento cargado de ternura.

24.000 niñas

caen de sus refugios las palabras que olvidaba en mi descuido, insolentes acuden a reclamar mis manos mis dientes y poco a poco todo lo que una vez sentí como propio cada vez más cerca percibo el furioso rumor de sus bocados. por fin puedo decir sin rubor que algo nuevo ha surgido de mis labios, llorad sin mí en este día extraño en que soy alimento de mi propia furia, alcanzo la redención que ofrecen mis propios desechos y pronuncio, con insensato fervor, la palabra "humano", para definir todas las ausencias que a su vez me definen en el tiempo

La niña sale al encuentro

La insidiosa y benefactora muchachita cuidaba de sus rebaños mientras se hacía las ingles en un ameno prado con fresca sombra y una rumorosa corriente cuyo rumor no perturbaba a la nena, que tenía a tope el volumen del mp3 en el que escuchaba tonadas populares. Justo entonces, uno de los corderitos confundió los lazos del gorro de la chavalita con una mata de habas, y se lanzó en tropel, provocando una avalancha de ganado ovino que ha salido hasta en los telediarios del estado de Dakota del Norte, y que ha acabado de un plumazo con el bucólico entusiasmo de la niña. Echando pestes, ha decidido forrarse de borreguito hasta los tangas del día después, y dejarse de pastoreos que a nada conducen. Apendicitis, que venía triscando por el prado disfrazada de cabrera ye-yé, se ha quedado compuesta y sin grey, y rumia oscuras venganzas mientras pone al cielo por testigo de que nunca volverá a pasar hombre sin hacerlo suyo.

Amor con niña se paga

Imagen
Como si la humanidad no tuviera bastante, ahora va la fastidiosísima chavalilla y se pone otra vez a elaborar cuadros sinópticos, con lo que le rogamos todos que se abstuviera de ello para evitar la definitiva aniquilación de toda esperanza. Que los dioses nos protejan.

Pero mira cómo beben las niñas en el río

La pretensión de la detestable muchachita de protagonizar ella sola la cabalgata de reyes, alegando que ella es una y trina y que no le salía del parrús compartir protagonismo con nadie, y mucho menos con Prudencia y Apostasia, que tenían tramado un complot para salir disfrazadas de camellas rollo lésbico, ha provocado las más airadas reacciones por parte de las autoridades locales, que han terminado por atar a las tres desventuradas a tres postes y han hecho turnos para escupirlas, pisotearlas y abofetearlas, en ese orden. Por desgracia, y pese a las súplicas de las tres mentecatísimas, ninguno de ellos tuvo cuerpo de profanar su virtud, pues se hartaron de tanta insensatez y se fueron a perseguir a los pajes de la cabalgata, que llevaban todos unos leotardos de lo más revelador.

La deshumanización de la niña

La taimada payasita ha celebrado la llegada del año nuevo editando una caja con 64 DVD que recopilan sus muecas de desprecio, sus gestos de asco y sus palabras de escarnio. La edición, firmada y numerada por la niña y toda la familia, se ha agotado de inmediato. Ha sido adquirida por las autoridades educativas del estado de Massachussets, que piensan incluir los discos como materia transversal en todas las escuelas infantiles para niños pobres, en la seguridad de que la doctrina payasa sacará a los nenes del arroyo y los catapultará a los centros neurálgicos del poder mundial.