Odisea cinematográfica de la temible niña payasa

Canta, oh, musa, la cólera del público congregado para asistir a la entrega de los premios la academia de cinematografía, cuando la niña innombrable, completamente borracha, confundió el texto, y en lugar de cantar el "Himno de las Petardas Cinematográficas", para lo que había sido contratada, acabó por hacer un mix de "Somos toreras" en francés y "Ya no va la Sinde por agua a la fuente". El tumulto fue tal que los académicos, en lugar de entregar los premios, se entregaron a una bacanal de destrucción de la que la niña, por si acaso lo dudaban ustedes, acabó siendo principal sujeto paciente. Profanado fue su cuerpo, ultrajada su carne, enfangado su nombre, mancillada su memoria. Y la tía, tan oreada, pidiendo cubatas y gritando "¡Pedroooooo!" como si nada. El cachondeo llegó al máximo cuando la ministra de cultura, completamente destrozada, amenazó con dimitir. Miembros hay de la academia que aún no han conseguido recuperarse del ataque de risa, dos semanas después. Un mundo sin ministra de cultura, imagínense ustedes. Hasta yo me estoy despepitando de la risa, vamos. No te digo.

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