La niña de picas


diversos animales enjaulados miran despacio mi torpe acercamiento,
comprenden sin duda mi temor, tal es el estado de mis relaciones
con ese mundo furtivo y preso del que anhelaba distanciarme,
pero el verbo se hizo carne y la maldición cayó sobre mí,
de manera tan suave que amoroso conjuro se diría más que cruel venganza,
lo que no le impide desgastar cada día mi palabra, mi esperanza y mi voluntad,
con el amor infinito que solo los amantes de leyenda se profesan,
todo acabará en disolución, la meta está fijada, nada hay en mis torpes ademanes
que frene seriamente la destrucción que me está destinada
y que asumo como propia, que reclamo como mía, que exijo 
como única forma de realización de lo que siempre estuvo escrito,
venid, devorad lo poco que de mí han dejado vuestros hermanos, esparcid
mis cenizas por vuestras amargas bocas, que mi último aliento sea vuestra recompensa final.

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