El otoño de la niña


La niña payasa levantó la vista del cuaderno y se dio cuenta de que el verano estaba concluyendo. El tiempo se le había pasado sin darse cuenta, es normal al haber creado tantas obras maestras de la literatura, pero decidió que ya era ora de tomar otros rumbos. Desplegó sus alas y echó a volar en busca de otros lugares en los que pasar el otoño. Graznaba como una condenada, así que todo el mundo se sintió aliviado de que se fuera, pero ha jurado volver. Nadie está a salvo. 

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