The ladies (and gentlemen) who lunch

Superar un insufrible almuerzo de trabajo sin que la sonrisa se deforme en rictus requiere un esfuerzo que no dudo en calificar de titánico. Sobre todo porque el sufridor en cuestión, la niña payasa en persona (para servirles), no participaba en el infernal almuerzo, sino que se limitaba a escuchar, muy a su pesar, desde la mesa de al lado. El tono de voz de los almorzantes ya era suficiente para su ingreso inmediato en el grupo de los detestados, pero el nivel de la conversación los catapultó inmediatamente al olimpo de los más odiados, con situación de verdadero priviliegio. ¿Es posible que en una comida de negocios no se digan más que estupideces? ¿Puede un almuerzo de trabajo parecer un sketch de "Homo-Zapping"? Es mi penoso deber confirmar que sí, que puede. Durante todo el almuerzo, que fue largo gracias a un camarero que parecía haber alcanzado un nivel superior de conciencia y no estaba dispuesto a abandonar su particular nirvana por un quítame allá esa ensalada, los cuatro comensales se dedicaron concienzudamente a autoparodiarse vociferando lo que podría haber sido un guión de episodio piloto que jamás llegará a convertirse en serie por su falta absoluta de inspiración. Ejecutivos creativos diciendo estupideces, ¿existe algo peor? Gente guapa y divina ejerciendo de gente guapa y divina. Estoy seguro de que el disco cuya promoción estaban diseñando se convertirá en ineludible referencia en los chill-outs más exclusivos. Ejércitos de guapos y divinos se derrengarán glamourosamente en carísimas hamacas de diseño al son de sus cosmopolitas e interculturales ritmos. Sofisticados cócteles serán servidos por atractivos camareros (todos ellos en niveles superiores de conciencia, eso sí) cuyas sonrientes y perfectas siluetas se recortarán con precisión en crepúsculos de ensueño. Nawja Nimri será la encargada del guardarropa. Si en el mundo existiera algo parecido a la justicia, el agua de los cubitos no sería mineral y todos sufrirían horribles retortijones. Tal vez en la convalecencia subsiguiente los cuatro comensales podrían por fin "desconectar" y conseguir el reposo que tanto anhelaban. Lamentablemente, no será eterno. La gente es desagradable.

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