La niña se va a los puertos
Apendicitis, que tiene un cierto ramalazo, acudió al rescate de su triste mamacita con un discreto modelo. Imagínense a Cher teñida de rubio platino dorado, tras viajar dieciséis horas en moto sin respetar una sola norma de circulación, y podrán hacerse idea del pelucón que se encasquetó la criaturita. Menos mal que recién llegaba de clase de bridge y apenas tuvo tiempo de retocarse ligeramente el maquillaje, porque se llega a dar una capa más de base mate y hubiera tenido que ser rescatado por geólogos acostumbrados a excavar sustratos muy profundos. La niña decidió estar a la altura, se puso brillos hasta en el salvaslip, y los dos se fueron del brazo a fundir la tarjeta de crédito, sistema mucho mejor para acabar con la tristeza invernal que la mentecatez esa del edredón, con lo que se suda, qué ordinariez.
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