Niña, demonio y carne

Distanciada de sus propias palabras, apenas puede la niña fijar la mirada más de un instante. Observa con inquietud la sombra que su propio cuerpo dibuja, y prefiere no saber cuál es el nombre que murmura el aire en las ramas podridas de los sauces que, obstinadas, insisten en barrer su frente con traicionera ternura.

Comentarios

Elazotedelinfiel ha dicho que…
Esta niña poética tiene su encanto....
Implacable ha dicho que…
Azote, solo lo diré una vez porque va contra mi nombre: Sí

(y mantendré siempre que me robaron el nick para escribir este comentario)