Con ocho niñas basta.

La niña ha adoptado dos encantadoras hermanitas gemelas, a las que ha bautizado inmediatamente con los nombres de Prudencia y Apostasia. Todos los rumores acerca de las irregularidades cometidas por la nena para llevar a cabo esta nueva aberración son ciertos, pero ella como quien oye llover. Las nenas han resultado de armas tomar, y entre la madre y las nenas, sabrá dios lo que traguen las criaturitas en el biberón. La niña pretendía criarlas a sus pechos, pero las bebitas se le cachondearon de tal manera que no le quedó más remedio que beberse un copazo de whisky y correr a la farmacia a encargar biberones tamaño familiar y con coctelera incorporada. El mundo tiembla. La niña ha vuelto.

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