El nombre de la cosa

Dado el entorno, repleto de execrables ejemplos, en el que les ha tocado crecer, mucho estaban tardando las gemelas en organizar alguna. Pero ya apuntan maneras: a la edad en la que la mayoría de los niños están siendo tranquilamente acosados por mafias de infantes matones en las guarderías, ellas han decidido cambiarse de sexo. Y, ni cortas ni perezosas, han pasado a la acción: ahora Prudencia tiene el sexo de Apostasia, y Apostasia el de Prudencia. Para que luego digan que un escobazo bien dado a tiempo no es un recurso educativo, vamos. El caso es que, además, se han cambiado el nombre, para no romper las tradiciones de la familia payasa. Prudencia se llama ahora Inocencia, y Apostasia se llama Dieciséis. Creíamos estar curados de espanto con las tontunas de mamá payasa, pero parece que el camino de la degradación ofrece múltiples alternativas que desconocíamos, y que las gemelas pretenden apurar al máximo.

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