El discreto encanto de la niña

Todo el amor que sentías huye a la velocidad del olvido. Tu cuerpo ya no es tu cuerpo, hacen fiesta tus enemigos a la puerta de la que fue tu morada. Son sus hogueras mi aliento, soy el fuego que acaricia el umbral de tu recuerdo, ven cada noche a traerme la venganza, la ira, la avaricia de tus manos en las mías para siempre.

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