La increíble y triste historia de la niña payasa y su abuela desalmada

La insobornable niña, indignadísima por no haber obtenido el premio Nobel de paracaidismo sin bragas, ha batido varias veces el record mundial de echarle la culpa a gobiernos de países absurdos. La ONU ha enviado a Carla Bruni con un surtido Cuétara para intentar calmar los ánimos, pero nada hace presagiar un cese de las hostilidades en las próximas horas. En la mansión payasa se vive una calma tensa, que ha sido aprovechada por Apendicitis para estrechar lazos con Catalino, el Orense, sin que el desventurado sospeche que todo es una estratagema para conseguir que pague la suscripción a la revista de la Asociación de Meningíticas Anónimas, que es la que marca las tendencias desde hace dos telediarios.

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