Las aventuras sadomasoquistas de Paquita y Pepín.

Aquella mañana Paquita se levantó de un humor de perros. Como suele ocurrir, su estado de ánimo fue contagiando todo lo que hacía: se le quemaron las tostadas, el café sabía a rayos, y cuando estaba en el ascensor, se hizo una carrera en la media.
El resto del día transcurrió de la misma manera, y la pobre Paquita se subía por las paredes. Le dolía terriblemente el cuello, sus pobres cervicales almacenaban toda la tensión de la jornada. Paquita se preguntaba qué podría hacer para salir del oscuro tobogán que la llevaba a la depresión. Cuando salió de la oficina, tuvo una idea: Entró en unos grandes almacenes y se compró un látigo. En cuanto lo tuvo entre sus manos, se sintió mucho más relajada, y no pudo evitar pensar: “¿A ver si va a ser que he nacido yo para esto?”.
Cuando Paquita volvió a casa aquella tarde, encontró a su esposo Pepín recién salido de la ducha, con el pelo húmedo y tan encantador como siempre. Paquita le dijo:
–Pepín, he tenido un día espantoso. Una pesadilla de horror sin fin. No te imaginas el estado de mis pobres nervios.
–Pobre ángel mío, cuánto has debido sufrir –replicó él con gesto apesadumbrado.
–Pues sí, no te puedes hacer ni idea. El caso es que al salir del trabajo, he pasado por unos grandes almacenes, y mira lo que he comprado para aliviar mi tensión.
Paquita sacó el látigo de su bolso y se lo mostró a Pepín, que se limitó a constatar:
–Es un látigo, amor mío.
–Ya sé que es un látigo, corazón. Y creo que utilizarlo me ayudaría enormemente a apaciguar mi tenso y atribulado espíritu.
–Entonces debes usarlo sin más tardanza, no cabe la menor duda.
–Ya, pero entonces tendrás que convertirte en mi humilde esclavo.
–Mujer, si eso ha de hacerte feliz, de mil amores seré el más obediente de los siervos.
–Bueno, pues ponte de rodillas, hala.
–Sí, mi Ama, lo que tú mandes.
Pepín se arrodilló, y de esta forma tan bonita y tan sencilla comienzan las aventuras sadomasoquistas de Paquita y Pepín.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Cuan maravilloso tener un hombre al lado que sepa entender el estado de nervios de una mujer....