La niña y la media tarde

Hay días en que la media tarde empieza a media mañana. No contento con adueñarse de su espacio, el espíritu de la siesta toma al asalto el cuerpo de la mañana, que queda irremediablemente teñido del color del dulce sueño de la tarde. A duras penas los ojos se mantienen abiertos, desearían sucumbir ya al embate del sueño pero resisten un instante más para que pueda el asaltante reforzar su estrategia y que sea así más definitivo su ataque, más devastador su avance, más rotunda su victoria. La niña payasa es feliz esos días, bendita sea la pereza y eternamente lo sea, los límites del mundo son la cama y el sofá, no hay más bandera que una mantita en la que la niña se envuelve a contemplar la victoria de la media tarde.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
LA TARDE TAMBIEN HUELE A AQUELLAS SOBREMESAS DE ANTAÑO VIVIENDO FASCINADOS LAS AVENTURAS Y DESVENTURAS DE LA FAMILIA ENGALLS...
Anónimo ha dicho que…
Niña, tienes toda la razón del mundo!!