Pánico en Manhattan...

...al propagarse la noticia de que el árbol de navidad del Rockefeller Center había echado a andar y recorría la quinta avenida lanzando gritos ante los escaparates de todas las tiendas. El terror de la población alcanzó el paroxismo cuando se confirmó que en realidad se trataba (cómo no) de la inefable niña payasa tras colgarse toda la bisutería que había llevado en la maleta para salir a pasear por Nueva York. La niña rebasó todos los límites, ya no de lo recomendable, sino de lo admisible, y consiguió batir dos de sus propios records: el de expulsiones de establecimientos públicos y el de ingestión de martinis por metro cuadrado. Una pena, vamos.

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