La niña anhelante
Los suspiros escapan de su boca de fresa tornasolada iridiscente. La anhelante niña ha perdido el sosiego, su corazón desconoce la paz. Hila en la rueca con desmayado ademán, distraída acaricia la aguja, sueña tal vez con un príncipe desconocido... Abre los ojos y con un último impulso hunde en su dedo el metal para pagar con unas gotas de su sangre el pasaje a la tierra prometida.
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