Dulcinea escribe la última página de su diario

Ven, silencio amado,
toma posesión de la tarde,
brisa imprescindible entre mis dedos,
tardía primavera en mi canto.
Adiós, dice mi nombre a tu palabra,
los labios no recuerdan las promesas,
todo es llanura en mi horizonte.
No volverán tus manos a mi cuerpo,
molinos serán las mías,
enloquece mientras estés a tiempo.

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