Summer is icumen...

¿Existe un límite a la vulgaridad a la que puede llegar el ser humano? En determinadas zonas de la costa española, la respuesta es, categóricamente, no. No existe ningún límite. No hay abismo de ordinariez al que hordas de subhumanos no se arrojen vociferando. Las vacaciones son una competición permanente por lograr la degradación más plena, la horterada más completa. La gente es desagradable, y en verano, más.

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