La niña del teniente francés

 Los 134 miembros de las concéntricas y ampliadas familias de la benemérita niña han ingresado en una secta. Pero los muy mentecatos, en vez de ingresar todos en la misma, se han descargado un pdf con una lista de las 134 sectas más desagradables y se han repartido por todas ellas. La pobre payasita se ha visto obligada a beberse precisamente 134 martinis, y una vez recobrada la serenidad, ha dicho que para rato la esperen a ella, que no tiene el cuerpo para rescatar a nadie, y lo único que exige es que los suicidios colectivos sean a una hora decente para no tener que madrugar. Es lo mínimo. Por lo demás, la nena sigue manteniendo un perfil bajo tras las acusaciones de que fue ella la que sintetizó el virus del covid un día que se había quedado sin aceitunas para los martinis y arruinó la cosecha olivarera de la provincia de Jaén del berrinche. Total, que acabó haciéndoselos con cebollitas, pero no eran de cultivo ecológico y autogestionario, así que se puso malísima. Sus purulentas excreciones cubrieron una superficie equivalente a siete campos de fútbol, y para qué quieres más: teorías conspirativas hasta en los más sesudos programas de debate televisivo. Al menos se ha librado de la familia, que menuda cruz le ha caído a la pobrecita.

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