Ética para la niña


Los relatos veraniegos de La Niña Payasa - Hoy: Pichiflindis Okenbewé

Pichiflindis Okenbewé es un viudo millonario solo y triste. Vaga de balneario en balneario intentando encontrar una nueva esposa, pero como lo único que hace es sentarse en una mesa y poner cara de besugo, no encuentra pareja ni a tiros. Pero no es que tenga cara de besugo, es que la pone a propósito, porque en realidad no quiere encontrar una nueva esposa, bastante tuvo con deshacerse de la primera, que era más mala que arrancada. Lo bueno que tiene ser millonario es que el dinero no importa, porque mira que gastó dinero para cargársela, el hombre de dios. Tuvo que comprar un acuarium completo, con sus peces exóticos, sus estrellas de mar y sus tiburones blancos. Tenía el plan muy bien trazado, en un descuido la empujaría al estanque de los tiburones y a otra cosa, pero no hubo manera, porque era tan mala que en cuanto aparecía los escualos se hacían caquita y se apuntaban a seminarios sobre veganismo. Pichiflindis estaba hasta las narices, así que un día cogió una escultura de Chillida que había comprado y se la puso encima a su mujer, y problema resuelto. Como además, a su mujer no la aguantaba ni el gato, a nadie le dio por buscarla ni echarla de menos, así que todo salió a pedir de boca. Ahora se dedica a vagar por los balnearios más chic un poco por cubrir las apariencias, pero como se le acerque alguna lagarta con intenciones matrimoniales le construye encima un centro comercial de ocho plantas y se queda tan fresco. El último paso de su plan consiste en ir a una isla desierta y hacer correr el bulo de que se lo han comido los cangrejos para que todo el mundo le deje en paz y poder dedicarse a la pintura metafísica, que es lo que de verdad le gusta. 

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