Las sandalias de la niña


Los relatos veraniegos de La Niña Payasa - Hoy: Oda Mae Kirkpatruczynsky

Oda Mae Kirkpatruczynsky está sentada en el porche de su casa viendo el atardecer y bebiendo un ponche sureño a base de whisky y nada más. A su lado, su marido, el jefe de policía Owen Kirkpatruczynsky le está contando lo desesperadamente solo que se siente, pero ella no le escucha. Él intenta retomar de algún modo su relación, que parece haberse congelado hace años por pura apatía por parte de los dos, pero esta noche él está intentando que algo suceda, que algo sea real en medio de la extraña parodia de matrimonio que viven. Owen siente que hoy algo debería ser diferente, lleva todo el día suplicando en silencio que algo pase. Uno de sus mejores hombres, Robert, ha entrado en la cárcel por haber matado a un ladrón, y de alguna manera siente que todo se viene abajo, que todo lleva años derrumbándose a cámara lenta ante su mirada impotente. Y necesita, de pronto, a su mujer, Oda Mae, a la que apenas conoce, a la que conoció un día y olvidó en poco tiempo, y por eso siente que llegar hasta ella le es hoy imprescindible. También sabe que es inútil, porque ella está más allá de la trayectoria de su barca que naufraga al mismo tiempo que el sol se hunde en el horizonte. Le cuenta los detalles del caso de Robert pero se detiene, incapaz de articular más allá de dos palabras inconexas. Ella le mira y se da cuenta de que algo está sucediendo. No es capaz de definirlo pero algo sucede, algo es real de pronto, hay algo verdadero en ese porche que se oculta poco a poco a la mirada, que se adentra en la noche remota borrando todo mal, todo pecado, todo silencio. Los dos permanecen en silencio hasta que la oscuridad es completa, y luego entran en la casa. 

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De Cabecera ha dicho que…